Adiós Amor
¿Por qué se llama Adiós amor?
Adiós Amor. Yo escribí esta película escuchando música todo el tiempo, sobre todo música norteña. Y siempre he sido mala para los títulos, estaba pensando, ¿cómo se va a llamar esto? Tenía el guión ya terminado y justo estaba escuchando “Adiós amor” - jeje- y decidí que era un título que iba con la identidad del guión.
Hablando de la identidad, ¿por qué decidiste que la película fuera tan musical?
Desde el principio decidimos que la música iba a ser el hilo conductual-emocional hacia la narrativa; esto tiene que ver un poco con la naturalidad que se planeó plasmar del entorno: en el que la música es un medio básico de la expresión de los sentimientos.
¿Por qué algo tan personal? Especialmente en cómo se relacionan los sentimientos de Chuy.
La película intentaba ser - aunque suene contradictorio - un melodrama naturalista, siempre pensé en apoyarme de los elementos del melodrama. Las relaciones familiares, románticas e incluso de amistades, son intensas; en especial en un entorno en el que hay tanta represión hacia lo emocional y lo sensible. Entonces, yo quería que esta fuera una película que se sintiera más que se pensara.
Me gustaría saber, ¿qué significa el león para Chuy? O, ¿qué representa?
El león es una metáfora, él representa cómo se siente Chuy. Lo puedes pensar a partir de: Chuy se siente tan fuera de lugar como un León en Sinaloa.
Y, ¿por qué decidiste que fuera en Sinaloa?
Hay directores que luego dicen que le escriben un papel a un actor o una actriz en específico. Yo le escribí una película a un lugar específico: ese pueblo donde se grabó, es un pueblo donde habita gran parte de mi familia materna y muchos amigos y gente que amo, fue la inspiración para esta película.
Muchas de las cosas que pasan, son cosas, historias, hasta chismes que me han compartido de ese lugar. Entonces, sí, finalmente toda la película es una excusa para hacerle un homenaje a un lugar que amo.
¿Fue más las anécdotas de lo que te han contado o una historia que tú querías contar lo que predominó al momento de hacer la película?
Muchas situaciones son parte de lo que me han contado; desde lo del león, por poner un ejemplo. Pero en realidad: la narrativa de la película, la historia central; eso se convierte como en una justificación para todos los adornos que tienen que ver con contar las historias. Digo, al final, me considero una narradora. Te cuentan una historia y es emocionante contársela a alguien más.
En la película, violencia es algo latente, pero nunca se ve explícitamente. ¿Por qué quisiste hacerlo así?
Porque esto es principalmente una historia de amor, el narco es el lamentable e inevitable contexto en el que sucede.
Hablaste de los sentimientos y que esta es una película de amor. Además de que el amor es amor y está en todas partes, ¿por qué decidiste que fuera una pareja homosexual en ese contexto tan violento?
Justamente esa es la respuesta, las personas queer existen en todas partes, pero es muy diferente la experiencia. En el lugar en el que naces. Y porque se está hablando de eso, en un entorno hostil, ¿cómo funcionan los distintos tipos de masculinidad?
Yendo a un ámbito más técnico ¿Tuvieron problemas al momento de grabar?
La grabación fue difícil en general, porque intentando conservar esta idea o este concepto de representar un Sinaloa lo más auténtico posible, pues fue difícil. Le escribí una película a un lugar que estaba destinado a filmarse en aquel lugar, aunque nunca se había hecho otra película. Era un pueblo de dos mil habitantes en el que en todo el pueblo no hay un solo hotel, entonces a partir de ahí la falta de infraestructura para acoger a un equipo de este tipo, puedes imaginarte al tipo de problemas al que nos enfrentamos. Que por suerte logramos superar.
¿Aproximadamente cuántos eran? Crew más cast.
Aproximadamente éramos sesenta - setenta. Y yo creo que no se imaginaban en el pueblo a lo que me refería; les decía “es una película, no es un corto”, pero hasta que no vieron la las van llegar con todo el equipo, supieron. Porque yo ya había grabado cortos ahí.
¿Nadie reclamó por eso o tuvieron problemas al respecto?
No, porque la comunicación en ese caso siempre fue sensible, honesta y directa. Nosotros todo el tiempo tuvimos los permisos, el apoyo del presidente municipal y de la misma gente. Y es lo mismo, al ser un pueblo de dos mil habitantes, todo mundo ya sabía que íbamos a estar ahí.
El clima supongo que debe haber sido algo pesado.
En Sinaloa el clima es muy radical. Hace mucho mucho frío en invierno y mucho mucho calor después del invierno. Es como si sólo existiera el invierno y el verano. Justo comenzamos a filmar a finales de febrero y terminamos por abril, entonces nos tocó la transición. Si vieras fotos del making off, vas a ver cómo estamos todos con chamarras y así, y para los últimos, se insolaron algunas personas. También veníamos preparados para eso, el doctor estaba repartiendo sueros y procurando que la gente se hidratara.
Entonces fueron como dos meses allá.
Entre ensayos, para hacer la preproducción y que llegó el crew, sí.
¿A los actores ya los tenías en mente y los buscaste o hiciste un proceso de casting?
El proceso de casting fue uno de los más pesados y largos. La directora de casting fue una amiga que se llama Isabel Barajas, y al inicio, para conservar toda esta autenticidad que se intentaba plasmar en la película, buscábamos que fueran actores sinaloenses. No porque no existan grandes actores que pueden imitar el. acento sinaloense o representarlo, sino porque no queríamos una imitación ni una representación, queríamos algo que fuera auténtico. Por eso es que nos enfocamos en actores sinaloenses, mandamos castings a todos lados y un día llegó Ernesto Rocha al casting. Y desde que lo vi en el video, dije “se me hace que es él”. De todas maneras se lo hice súper difícil, creo que tuvo como seis callbacks ya parecían ensayos, pero finalmente no se podía luchar contra lo que yo ya sabía que era y que simplemente Chuy le pertenecía a Ernesto, estaba hecho y destinado para él.
Pues ya desde ahí empezamos a castear a los demás personajes. Uno de los más interesantes fue el de la mamá, Meche, porque ella es una actriz natural, ella habita en el mismo pueblo y estuve buscando en Culiacán muchas actrices, pero sentía que nadie me daba como eso que eran mis tías; lo groseras que eran, el carácter, hasta la proyección de voz. Y sentía que todo terminaba siendo lo mismo, una imitación, una representación que no capturaba esa esencia natural que sentía que tiene que ver con cómo alguien está configurado naturalmente para ser como es.
De repente estábamos haciendo scouting en Costa Azúl, de locaciones y me dice mi tía “oye que aquí hay una amiga que quiere hacer el casting, que si le dejas hacer el casting”. Nosotras estábamos a punto de irnos y le dije “bueno, hagámosle el casting ahorita”. Lo hace y fue de wow, es ella. Y me dio mucha inseguridad, de trabajar con una actriz natural, antes no lo había hecho, los demás actores son actores entrenados. Me dio mucho miedo, más por mi que por ella, pero lo mismo, en el fondo sabía que tenía que ser ella si quería conservar esta idea de autenticidad en la película.
Esta es tu ópera prima. ¿Qué tan nerviosa estabas al momento de comenzar a grabar?
Pues, aterrada. Me soltaba a llorar a veces porque no podía con el estrés, tenía meltdowns. Pero es curioso, porque lo disfruté de una forma en la que se que no voy a volver a hacer un proyecto de esta manera, porque esto se sentía como hacer una película con amigos y familia. Y siento que los próximos proyectos que tenga, van a ser de otra forma. Quizás es el último proyecto con espíritu joven que me tocó hacer.
La película al final habla de cierres, como me dijiste sobre el final, se refiere un poco a eso, al final toda la película es sobre sí un romance, pero también el cierre de este y cómo cuando las cosas no se cierran, se quedan. Y paralelamente yo a nivel personal tuve un cierre con una etapa, que era ser estudiante, ser más intuitiva y emocional y visceral a la hora de impregnarle este espíritu joven, que evoluciona; pero tal vez ese fue mi cierre.
Me surgió la duda, ¿tú qué tan seguido vas allá a Sinaloa?
Solía ir una vez al año, ahorita tengo como dos años sin ir, porque la vida adulta es complicada, afortunadamente he tenido mucho trabajo, pero no he podido ir a visitar a mis parientes. Pero sí, solía ir bastante seguido, y de hecho yo diría que quizá Costa Azul, en la casa de mi tía, es mi lugar seguro.
Claro, todo en esta película suena muy personal. Y hablando de eso, ¿la casa de tu tía es la que ocuparon para filmar?
No, la casa de Chuy fue una casa a la que tuvimos que ir la directora de arte y yo a hacer un scouting de emergencia porque era la locación principal, y se acababa de caer la otra.
Tuvimos la gran, gran fortuna, de que la hermana de un amigo estaba rentando su casa allá, y dijimos “ah, perfecto”, esto es lo que imaginamos.
Tuvieron suerte y no tuvieron que resignarse a alguna otra locación que no les convenciera.
Sí, de hecho creo que fue mucho mejor a todo lo que teníamos planeado antes.
Pues te quiero agradecer mucho por la paciencia y el haber aceptado a esta entrevista, en verdad gracias. No se si quieres decir algunas palabras más.
Agradecer a las personas de Sinaloa, que sin ellos no hubiera podido ser posible, y ojalá que mi experiencia sirva para motivar a los chicos de Arte 7 para que intenten hacer películas con rigor y corazón.