RESEÑA | SUJO

Siendo hijo de un sicario, la vida de Sujo comenzó una estrecha relación con la violencia muy pronto. Y en el momento en que su padre es asesinado, él también será el blanco de un acto de venganza.

Luego de varios años de tranquilidad, aquella vida violenta comenzará a corromper a sus seres queridos, arrastrándolo hacia ese mismo camino de oscuridad. Escapando antes de que sea demasiado tarde, Sujo huye hacia la Ciudad de México, donde iniciará una nueva vida desde cero, como una persona solitaria más en una enorme ciudad.

Una de las cosas que más agradezco de esta película es la manera en la que evita mostrar la violencia desde el morbo o el espectáculo. Se nota el respeto y la seriedad con la que aborda una de las peores problemáticas que vivimos en este país, evitando en todo momento caer en la glorificación a la narcocultura, algo que lamentablemente suele ocurrir en muchas otras producciones con el mismo tema.

En vez de tratar a las víctimas de la violencia con lástima, logra una reflexión y un acercamiento empático hacia quienes quedan atrapados en ese entorno.

Con una dirección muy cuidada y un estilo contemplativo, la película nos lleva por una narrativa, en su mayoría contemplativa, que nos hace conectar fácilmente con el sentimiento de incertidumbre y soledad por el que el personaje pasa durante la mayor parte de la película, mientras poco a poco se deja caer en este mundo.

Si bien la película llega a alargarse un poco demasiado, es indiscutible que goza de muchas más fortalezas narrativas y técnicas que logran ser suficientes para hablar fuerte, con una voz propia y una postura clara, y no convertirse en una película aburrida, ni mucho menos pretenciosa, como muchas otras que llegan a caer incluso en lo porno-misérico, sobre todo al abordar temas tan serios.

Al final, Sujo es una película que nos invita a pensar que siempre tenemos la oportunidad de enderezar nuestro camino y que siempre habrá, al menos, una persona que crea que podemos ser mejores.

Arte7 Cine